Ocurrió en el zoológico un dÃa soleado, que papá llevó a Tete a un paseo de sábado. Al poco andar le pareció algo extraño que, en un zoológico de semejante tamaño, no habÃa elefantes, no habÃa gorilas, no estaban las focas nadando en filas, no habÃa monos, no habÃa culebras, no habÃa jirafas, ni llamas, ni cebras. Entonces Tete dedujo, con escalofrÃo, que el zoológico, quizás, estaba vacÃo.